DIOS









DIOS


Según  trato de pensar más en el concepto  metafísico de Dios, me siento más avergonzado de todas las inepcias que se han fabricado alrededor del mismo a través de los últimos 2.500 años.

Desde  el punto de vista  de alguien que acepta la existencia de ALGUIEN-ALGO (evito la denominación de Ser o  Ente), UNA  EXISTENCIA, TRASCENDENCIA… Evidentemente se trataría  de una realidad que supera toda comprensión humana, porque si no fuera así, ya no sería Dios. Simplemente se trataría de Alguien como nosotros, quizá más grande, más poderoso, tal como los griegos concebían a sus dioses.

Algunas religiones trataron de escapar, a través de la historia a este concepto de un TRASCENDENTE antropomórfico. Si se analiza pacientemente los retorcidos conceptos teológicos, sin prejuicios previos de que hay que aceptar los dogmas fabricados por los clérigos con el fin de dar coherencia a sus creencias, penosamente se advierte que, aparte de continuas contradicciones, el Dios que describen resulta  bastante ridículo, aun como ser humano.

Si pasamos a estudiar las descripciones míticas de los Libros Sagrados, a los que se atribuye de ordinario una antigüedad que no tienen, y si se es un poco versado en Historia  antigua, se observa que existe una copia continua  de estos mitos con las correcciones propias debidas a la cultura y la idiosincrasia de cada uno de los pueblos que los van copiando unos a otros.  Lo que no mejora nunca es la antropomorfización de un Dios que no puede escapar de concebir el mundo de una manera diferente a que lo hacían las sociedades que lo adoran según narran los mitos. Ese Dios tiene los mismos gustos y deseos que sus adoradores. Teme lo mismo y odia de manera semejante.

Es bien sabido y comprobado que los misioneros religiosos de cualquier religión, lo que predican ante todo, es la práctica de sus costumbres culturales dándolas siempre un valor religioso. Maneras de vestirse, gustos culinarios, tabúes de todo tipo: vegetarianismo, no comer determinados productos, (inmundos para su cultura de origen,) costumbres éticas: monogamia, poligamia, poliandria…

Los clérigos de todas las religiones, todas las nacionalidades, y todos los tiempos forman castas o Grupos de Poder, y evidentemente, utilizan ese poder, ante todo, en su beneficio. Quien lo dude  tome un libro de arte Universal y verá todas las maravillas arquitectónicas creadas por las castas religiosas., porque, curiosamente, a su Dios le gusta el lujo, aunque sea a costa del trabajo de poblaciones miserables y  hambrientas.

El Analista objetivo se pregunta como, a través de la historia, se puede arrastrar  un número de incoherencias, contradicciones e inexactitudes tan grandes, cubiertas por dogmas que los adherentes a una religión deben aceptar sin discutir.

Sin embargo, es más difícil de explicar como ese Trascendente que  es “infinitamente” superior a nosotros, que nos ha creado y por tanto sabe perfectamente lo que hemos sido, somos y seremos, se ha manifestado en todos los tiempos y a través de diferentes voceros, digamos Profetas, tan preocupado de la forma de vestido o desnudez, de la barba de los varones o la menstruación de las mujeres y otras mil sutilezas de la vida humana
Es mucho más comprensible que se preocupase de las relaciones humanas entre sus criaturas y de que no se destruyan y sometan unas a otras en provecho de sus líderes o grupos de poder.
El Dios de las Religiones tiene poca preocupación por lo anterior.

Generalmente es bastante guerrero y muy preocupado que la casta de sus seguidores sea la predominante en la sociedad en que se desarrolla su religión.

Igualmente los Ritos tienen un valor determinante para Dios. En su relaciones frente a sus símbolos religiosos los seres humanos deben comportarse como frente a los clásicos poderes humanos, puesto que a Dios parece gustarle mucho el olor de la comida, los perfumes, las reverencias, las procesiones o desfiles en su honor y tantas otras majaderías de origen militar que es difícil de saber como se introdujeron en los diversos cultos.

Menos comprensibles aun, son los castigos eternos a suplicios sádicos por transgresiones entre humanos o por diferencias de criterio con sus voceros oficiales los clérigos. Seres que viven en el tiempo, transgrediendo supuestos mandatos divinos, serán castigados en la eternidad.

Ante tanta necedad HISTÓRICA sobre Dios, ¿se puede esperar que el ser humano moderno pueda creer en su existencia?

No, el ser humano ya no CREE,
SOLO  MANTIENE UNA SUPERSTICIÓN, FUNDADA EN UN CRITERIO MERCANTIL DE LA RELIGIÓN.
El convencimiento, trágico, que se puede  NEGOCIAR con Dios o con sus servidores subsidiarios por medio de la compra de sus favores o de sus posibles castigos.

ANTE ESTE DIOS METAFÍSICO DE LAS RELIGIONES SE ACABA DESEANDO QUE AL MENOS
 EL DIOS VERDADERO  SEA  SOLAMENTE 

UN   “BUEN”   HOMBRE

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Me he preguntado un par de veces un tanto retóricamente

¿CÓMO YO QUERRÍA SER SI FUESE DIOS?

Curiosamente mi respuesta emocional  ha sido siempre que de ninguna manera tal como lo representan los  MITOS RELIGIOSOS.,   con cualquiera de las denominaciones o representaciones mantenidas y transmitidas a través de los siglos en todo el planeta.

Indudablemente que no me fascina el autista Brama, Shiva el creador y destructor, Ra de los Egipcios, Zeus-Júpiter tan deseoso de procrear y así sucesivamente. Tampoco el Yawé bíblico de un genio tan airado cuando se le lleva la contraria.
Tampoco me siento halagado teniendo esas capacidades humanas tan excesivas que me permitirían hacer seres del barro de la tierra o crear mundos a destajo que no son en forma alguna imágenes de mi perfección.

Si y, siendo una pobre caricatura de Dios, como afirman todas las teologías, me avergonzaría de ser tal como lo describen las diversas mitologías, aunque estén embellecidas por su teólogos

¿Qué podrá pensar un verdadero ser divino?

LO DEJO A LA SANA IMAGINACIÓN

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ALGO






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