TAROT
TAROT
Hace ya muchos años por influencia de un amigo empecé a
interesarme en el Tarot.
Mi primera aproximación, desde luego fue por los Tarots clásicos.
Llevado por mi curiosidad empecé a investigar acerca de sus
orígenes y evolución.
Más tarde conocí y adopté el Tarot Madre Paz con sus dibujos
tipo naif y su influencia femenina y naturista.
Sin haber estudiado aún las opiniones de Jung el célebre analista,
llegué vagamente a la conclusión de que el Tarot es la expresión
de los arquetipos primitivos que influyen en nuestro diario vivir
sin que lo advirtamos.
Sin duda estos arquetipos, manifestaciones, según Jung del
“inconsciente colectivo” influye en cada uno de nosotros en forma
diferente según nuestra capacidad innata de relacionarnos con
nuestro pasado ancestral tanto social como personal.
Todo ello fue el principio que, sin casi proponérmelo comenzase a
dibujar en estilo naif mis propias concepciones del Tarot que desde
luego no eran de tipo intelectual sino impulsadas por mi “daimon”
(inspiración) personal.
Esto me hizo romper con los esquemas habituales de la tradición
interpretativa del Tarot y han ido decantando hasta llegar a la
conclusión que el Tarot comprendido en su profundidad tiene como
objetivo muy preciso sacar a luz esas lineas primitivas y fuertes
de nuestro verdadero sentido de evolución humana “original” o,
si quieren, “primitiva” que la cultura ciudadana (principalmente
ella) nos ha ido arrancando convirtiéndonos en ARTE—FACTOS
humanos.
Es decir, esclavos, monos
imitadores y sometidos a las élites de poder reinantes de alguna
manera en nuestra sociedad o grupo humano.
El Tarot como revelador de
nuestras fuentes primarias naturales es un instrumento muy útil
para el análisis psicológico y la ayuda de toma de decisiones
conscientes partiendo de nuestras tendencias primarias.
Jung parece que atribuía una
influencia maléfica a estos arquetipo. Supongo que influido por la
mentalidad de su tiempo en la que se creía en el desarrollo
y que consideraba todo
naturismo, todo lo que no fuera una adaptación a la Normalidad,
sobre todo a la burguesa era un retroceso en lo humano.
Es cierto que la concepción de
un naturismo ingenuo no es ni siquiera una utopía posible en
nuestra evolución humana. Sin embargo, la integración de la
tendencias suscitadas por nuestros arquetipos tiene que ser
integradas para evitar el grave costo de las múltiples formas
neuróticas en que se presentan destruyendo nuestras vidas. Es
necesario conseguir una integración en la medida de lo posible de
los arquetipos naturistas y “asociales” a nuestro “si mismo”
personal y colectivo en forma armónica y positiva.
Los orígenes de las cartas del
Tarot serán aún inciertos mientras no se haga un descubrimiento
arqueológico que demuestre esos símbolos tan fuertes en formas
ya sean esculpidas o conservadas de otra forma.
Es evidente que el Tarot de
Marsella es una representación medieval a que ya se le han
incorporado las concepciones de ese tiempo.
Es posible que los gitanos
introdujesen el Tarot en Europa, dado que ahora parece demostrados
que que su punto de partida fue alguna región de la India donde
aún existen tribus gitanas. Sería posible que ellos con su
genialidad innata adaptasen las cartas a la mentalidad del tiempo en
que llegaron a Europa. En las concepciones de la antigua india es
donde habría que buscar sino los orígenes definitivos al menos,
uno de los momentos evolutivos de las cartas. Esto podría aclarar el
mensaje de los Orígenes y de su permanencia en la Información
Genética que portamos.
Al respecto de Información
Genética es conveniente aclarar que tiene dos aspectos,
probablemente muchos más, del que solamente conocemos
científicamente. Es decir la transmisión genética y quizá los
caracteres adquiridos físicamente.
Lo que por el momento es un
misterio se debe a que nosotros en la era de la Informática nos
damos cuenta que tenemos y heredamos una Información no escrita que
se manifiesta en formas Instintivas, más o menos fuertes según la
persona, y que deben que llegar en forma muy misteriosa no por
un “aéreo” inconsciente colectivo
sino por algo tan material como nuestros propios genes.
He sentido el deseo de publicar
las imágenes ingenuas que compuse sin tener clara la razón e por
qué lo hago. ¡Quizas ocurrencias de un anciano!
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