reflexiones Afuerinos


UN ÚLTIMO CAMINANTE

En la región en que vivo los llamaban:
Caminantes
Vagos
Afuerinos.
Los despreciaban.
Trabajadores agrícolas muy pobres que en invierno salían a buscar trabajo, cargados con sus “pilchas” o “monos” en que portaban algunas ropas.
Eran trabajadores a trato a los que se encomendaban aquellas tareas más duras y penosas, tales como destroncar, limpiar canales o hacer carbón.
Algunos fundos disponían en los corrales pequeñas piezas donde alojaban.
Eran trabajadores juzgados de última categoría, pero útiles.

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Hace treinta años eran frecuentes. Pasaban por el camino en parejas. En ocasiones casi en familia.
Buscaban cobijo durante las noches en casas abandonadas y medio derruidas.
Con frecuencia nos pedían algo de comida para”armar” una olla.


Hace unos años han desaparecido.

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Este otoño pasó alguien hablando ruidosamente. Yo picaba leña. Creí que eran transeúntes por el camino.
Levanté la vista y, con asombro, veo un hombre viejo, bastante alto, rengueando de una pierna y ayudándose con un palo para caminar.
Llevaba a la espalda la bolsa de harina con sus pertenencias. El “mono” del caminante. Dialogaba consigo mismo.
Ha pasado cada cierto tiempo. Alguna vez ha pedido unas monedas.
No parece campesino. Es bastante anciano. Creo que permanece en los alrededores. ¿Quién le daría trabajo?
Hoy, de nuevo, le escuché hablar en el camino. Como siempre, pensé que se trataba de dos personas. Era él.

Me he preguntado:

¿SERÁ EL ÚLTIMO CAMINANTE?


DIALOGOS DE “AFUERINOS”

Los afuerinos son trabajadores ambulantes estaciónales que salen a buscar trabajo cuando en invierno no lo encuentran en su región habitual. Tratan de aprovechar tratos cortos y difíciles que los trabajadores habituales tratan de evitar.
En esta narración, intento penetrar algo de su mentalidad. En cuanto a las formas dialectales propias de ellos son esporádicas porque las conozco mal. Las uso solamente con el fin de dar a la narración un tinte rústico.
Ciertamente muchas de esas frases que pongo en el diálogo las he escuchado, en ocasiones, de los labios de auténticos caminantes.

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Caminar. Pasar hambre. Mendigar trabajo o pan.
Dormir a la intemperie en cualquier parte.
Esquivar la lluvia o el rocío mañanero.
Todo ello soportable en verano, insufrible en invierno.
El frío es terrible para los pobres. Más aun para el ser humano sin hogar.
--- ¡Ah! Tan cierto lo que el murmura. Todo es difícil para nosotros el pobrerío.
--- Cuando un pobre tiene un rincón donde ampararse, una choza, aunque se llueva, la vida es más soportable. Al menos chamizas para calentarse en un rincón ahumado. Se puede secar la ropa, calentarse los pies entumidos en las ojotas.
--- En invierno el rico solamente entreabre la ventana para decirnos que sigamos, que él no tiene trabajo que darnos.
--- ¿Qué harían ellos si de repente cayesen en desgracia? Si tuviesen que vivir como nosotros se morirían de miedo temiendo que les diese una pulmonía. No saben cuantas veces uno de nosotros escupe sangre y seguimos nuestro camino.
--- Cuanta razón tienes. Lo sé. Lo he escuchado hartas veces. El rico piensa que llevamos esta vida porque la merecemos. Somos brutos, flojos y borrachos. Cuantas veces el “jutre” en el momento de pagarme me ha dicho que me “tomaré” la paga en el primer expendio que encuentre. Dicen que gastamos en unas horas el esfuerzo de un mes de trabajo y que por eso no somos buenos para nada.
--- ¡Lo que ganamos en un mes de deslomarnos es miseria y mierda! Nos pagan miseria por trabajos que se niegan a hacer sus peones. Todo lo que hay de más pesado y sucio. Por eso ellos los llaman “trabajos de afuerino”.
--- Para ellos somos solamente una tropa de “curaos” y “balandras”. No somos “cristianos”. Ellos “toman” por gusto, nosotros lo hacemos por para olvidar el hambre y el frío.
Además nosotros cuando nos “curamos” quedamos botados en el camino a la vista de todos. Ellos lo hacen en restorán y en las casas de putas. Por eso son “don” y se creen respetables aunque esten cagaos.
--- ¡El vino nos calienta el cuerpo!
--- ¡Quit’allá! ¡El vino no calienta ná! El vino quita el sentido no más.
--- Cierto que si. Pa la costa vivo. Mujer e hijos tengo. Con el buen tiempo vuelvo p’allá. Ayudo a los pescadores en los botes.
Hago peguitas en las chacras o “picás” de papas. Cosas así.
--- Eso digo yo. En invierno no hay con que parar la olla. Hay que largarse a caminar. Uno padece harto pero en el rancho hay una boca menos y uno se puede siempre conseguir algo.
--- ¡En el rancho hay cama y fuego!
--- Si, pero falta el “mange” que es lo principal. Uno que es hombre aguanta mal que la compañera le enrostre que no es capaz de “parar la olla”.Entonces prefiero salir a caminar sólo con mi quiltro. El es mi mejor compañero.
--- Yo soy nuevo en estas andaduras. Siempre he sido pirquinero por allá en el Sur. ¡Ese si que es un trabajo de hombre! Pero andar mojao todo el día como nosotros ¡eso no es de cristiano! En los socavones se pasa mal, pero lo prefiero. Una vez casi se me reventó un tiro en la mano. Otra vez quedé enterrao y me pensaron muerto. Enrrumbé p’aquí porque había buen trabajo en tronaduras pa los caminos. Se me acabó la pega justito ahora en la entrá del invierno.
--- Yo soy viejo en estos caminos. No todos los años son tan lluviosos como este. Lo peor es que si se toma un trato se pasa uno viendo llover, los hornos de carbón queman mal o se van de un viaje. Es un año “fregao”.
---Al menos se tiene un techo y un fueguito.
--- Si, pero los patrones cuando viene una “tracalá” de días de lluvia piensan que uno se dedica a robar. Vienen y t’echan.
¿Saben lo que dicen eso huevones?:
“Esos desgraciaos como no tienen na p’echá al “buche” cargan con cuanta gallina y huevo que pillan. Hasta los gatos pasan susto.”
Así que t’echan y no te pagan ná.
--- ¡ja! Y ¡no les falta razón! Uno cagao de hambre vé a las gallinitas picoteando a los pies de uno… de repente ¡zás! ¡Chao gallinita! ¡Se la habrá comido el zorro, pús, patroncito!
--- No todos son tan malos. Algunos hacen adelantos para que uno compre harinita, azúcar y mate…
--- Cierto, pero son harto pocos los buena persona.

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--- Están los que temen por sus viejas cuando nosotros llegamos.
¡No es de cristianos estar semanas sin hembra!
Ellos lo saben y siempre piensan lo que harían ellos en nuestro caso. Por eso dicen que todos nosotros somos “culeaos”.
--- Digo yo que los ricos nunca piensan que a ellos les puede llegar también las desgracias. Un día, quien sabe, podrían tener que salir a aplanar caminos. Cuando es viejo como yo, se han visto muchas cosas. Hasta patronas metidas a puta por un plato de comida. Gente bien “decente” que llega ¡pum! la desgracia y quedaron con lo puesto. Hasta algunos a “pata pelá”, con una mano delante y otra atrás. Después del Golpe de los milicos, vi familias enteras por los caminos con cabritos y too. Sus mujeres puteando. Lo juro.
--- ¿Por qué no nos darán una manita cuando le ven a uno en necesiá. Debían pensar “hoy por ti, mañana por mí”.
--- Todos, hijo, somos así. ¿Quien se acuerda del otro cuando se tiene la guatita llena? Por eso digo que uno debe “agarrar” cuando se puede. No digo ser ladrón, pero si uno está cagado de hambre y la comidita camina por ahí, sería un pecado no pescarla.
--- Eso digo yo. Cuando se ve una “china” en calor ¿por qué no “echarsela? Dejarla ahí no más es tentar a Dios.
--- Por eso tenemos mala fama. Por “gallos” como tú a todos nos dicen bandoleros. Cuando algo ocurre en un campo y anda uno de nosotros cerca ¿A dónde va el carabinero? Unas cuantas patadas bien puestas y confiesas hasta que te”echaste” a tu mama.
--- ¿Qué puede ser peor que la vida que uno lleva? ¿Acaso la “cana”? Buscamos trabajo y no salimos a “caminar” para saltear.
--- A veces pienso que sería mejor meterse de bandolero de frentón como en tiempos de mi “taitita”. Los patrones andaban “cagaos” de miedo. La mayoría pagaba buenas monedas de oro para que no les “fregasen”.
--- ¡Saben que no! ¡Ni bandoleros ni ladrones! Rateros por la pura necesidad y con harta vergüenza. Si no, ni un alfiler tomaría que no fuese mío.

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--- Mira mujer vienen los “atorrantes”. Los pobretes deben caminar con este tiempo tan terrible y con tanto temporal.
--- Que le vamos a hacer. Esa es su suerte.
--- ¿Decir semejante tontera es lo único que se te ocurre?
---¿Qué quieres que diga? ¿Esperas que salga a llamarles, les haga entrar en nuestra casa y les ofrezca mate con sopaipillas? ¿ a esos que nos robarían hasta el alma si no fuera por los perros? Tener buena voluntad con esa gente es que te consideren un tonto huevón. No están acostumbrados a que nadie les trate bien. No saben agradecerlo.
--- Tu te consideras tan católica y te atreves a pensar así de unas pobres gentes.
--- Soy más católica que tú. Bien lo sabes. Ante todo soy una mujer de sentido común, que es lo que te falta a ti. ¿Acaso has olvidado la historia del Chacal de Nahueltoro?
--- Te crees cristiana porque haces “mandas” a los santitos cuando te conviene para pedirles favores. Si no practicas algo de lo que dijo Jesús no eres ni siquiera cristiana. El que estés bautizada o que te entierren con una misa vale bien poco.
--- Siempre tú con tus estúpidos ideales. Nadie es perfecto, ni siquiera los curas o las monjas.
--- Yo pienso que si alguien se dice mueblista y no sabe hacer muebles es un farsante, o el mecánico que no sabe arreglar autos. El “maestro chasquilla” trata de hacer algo aunque no sepa. Tú ni siquiera lo intentas nunca.
.--- Yo no robo ni mato. Tampoco somos ricos. Pero cállate, voy a mirar quien está en el portón porque los perros ladran demasiado.

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--- Eran los “famosos “caminantes. ¿Sabes lo que preguntaban? Si por aquí hay alguna casa abandonada. Les dije de una casa en el cruce como a un kilómetro más arriba.
--- ¡Ves! ni siquiera se atrevieron a pedirnos si les podríamos dar refugio en el corredor. Les dijiste:
Sigan adelante ¡que les puede mojar más dos o tres kilómetros! bajo este diluvio. Somos iguales que cualquier desalmado.
--- Eres un fanático idealista. Jamás has tenido los pies puestos en el piso. ¡Así te ha ido en la vida!
--- ¡Déjate de rezongos baratos! Trata de razonar un poco.
---Entonces dime por qué, según tú, soy una desalmada.
--- ¿Me podrías describir ese caminante o, según tú, atorrante?
Era un hombre joven con barba de muchos días. Sucio. No tenía mal parecer. Llevaba una manta vieja y un sombrero rotoso. Ojotitas de neumático. Olía mal como todos ellos.
--- ¿Crees que estaba completamente mojado?
--- ¡Lógico! No ha parado de llover en todo el día y su mantita no valía nada.
---¿Tu crees que cuando llegue a la casa abandonada del cruce podrán hacer fuego?
--- Ellos son requete hábiles para esas cosas. Por allí hay hartos espinos.
---Si, espinos verdes. Se ahumarán y apenas alcanzarán a secar sus ropas. Mal alimentados como están arriesgarán cualquier enfermedad. Si eso ocurriera ¿te has preguntado si nosotros no tendremos alguna responsabilidad?
--- ¡Estás loco!
--- No estoy loco. Nuestro estilo de vida es lo que no nos permite que les ayudemos. No queremos socorrerles en su extrema necesidad porque tememos que enviden nuestras comodidades y nos las roben.
--- No podemos convertir nuestra casa en hospedería. Supón que queremos ser buenas personas con ellos. Se pasarían el dato en tre ellos. Tendríamos siempre caminantes tocando a nuestra puerta. Recuerda que la mayoría son borrachos, pendencieros y rateros…
--- Generalizas, pero no niego un problema. Solamente que yo sé que ellos son nuestros prójimos y están en gran necesidad.
Nuestra burguesía, los pocos bienes que tenemos, nos ha arrancado la solidaridad humana.

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--- Digo yo que nosotros, el pobrerío, debemos tomar las cosas como vienen. Tanto las buenas como las malas. Esa es nuestra vida. Unas veces no hay “pega”, otras falta el “mange”.
En ocasiones las cosas nos van bien, se puede comprar vinito, una “china” es buena con uno…
¿Qué se gana desesperándose? Uno se hace no más mala sangre. En cambio uno es libre de ir y venir, enrumbar p’a donde se quiere, como los pájaros. No me cambio por ningún “apatronao”. Prefiero seguir siendo un “torrantito” sin que nandie me mande. Tomo el “trato” si me conviene. Lo hago a mi modo. Recibo mi plata y enrrumbo de nuevo.
--- Cuando se toma un trato uno se apatrona
--- No p’o. Es un negocio. Lo acepto o lo dejo. Lo saco en los días que se me antoja. Nadie me toca la campana, ni me hace perder la “semana corrida”.
--- Digo yo, que, a veces, la necesiá le hace a uno “allegarse” aunque solo sea por un tiempito.
Yo solamente me allego cuando conozco de antes al “gallo”. También para dar una manito a otro como yo. Uno así descansa y tiene cama limpia y un platito de comida.
--- Al principio todo va bien. Luego se suelen poner “fijones”. Les pesa el platito de comida que te dan. Dicen que te alimentan de balde porque no rindes en el trabajo.
--- Bueno y ¿qué? Entonces uno agarra sus “monitos” y se va.
--- No resulta tan fácil, porque uno se “aguacha” y resulta pesado volver a “caminar”.
---Yo tengo “pillullos” en las plantas de mis pies. A mi no me “aguacha” nandien. He dejado buenas “pegas” botás. Será de puro bruto que soy.
--- Lo jodido es cuando uno se enferma. Las mojadas y las heladas acaban entrando en los huesos. He ido a parar al hospital varias veces. Un día, como a tantos otros compañeros, me encontrarán “tieso” por ahí.
---Eso nos puede ocurrir a todos. ¿No conocen al abuelo que llaman el Juan, el que arrastra las “patas” dando pasitos cortos. Porfía siempre en seguir “caminando”. Cuando pide trabajo en alguna parte se ríen en su cara porque ya “está p’a el gato”.
--- No siempre. Algunos por lástima le dan trabajitos sencillos como limpiar porotos o desgranar maíz.
Ya es muy tarde, compañeros. Durmamos. El sueño y el vino hacen olvidar los males.

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