reflexiones

¿SOY APÁTRIDA?

Pertenezco a una generación ideológica europea un tanto especial, la de los años 20.
Los intelectuales que reaccionamos frente a los fascismos no teníamos otro refugio ideológico antes de que con la experiencia creásemos el nuestro propio, que el del marxismo. Dentro de este unos pocos nos impregnamos del mesianismo de un mundo sin fronteras (cosa paradójicamente creado por el Mercado Común ahora).
Nosotros aspirábamos a ser “ciudadanos del mundo”,miembros internacionales del proletariado...
Yo-aspiraba-a-ser-ciudadano-del mundo.
Cuando dejé mi país, atravesando el Atlántico rompí con fruición mi carnet de identidad y lo arrojé al mar.
Sería ciudadano del país que me acogía.
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Después de la guerra de 1945 en Europa hubo muchos apátridas.
Gentes que no podía demostrar su nacionalidad por haber nacido en países a donde había huido siendo niños.
Era un problema. En ocasiones una lacra. Tuvieron que ser protegidos por las Naciones Unidas con documentos internacionales pero que decían: APATRIDA.
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Cuando llegó el momento, en mi nuevo país o patria, renuncié a mi nacionalidad de origen y obtuve una nueva.
Mi sinceridad era sin ficción. Deseaba ser uno más de los ciudadanos del país que me acogía con sus derechos y deberes. En lo civil y legal así ha sido hasta el día de hoy. Pero esto no es sino una especie de cáscara.
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Han transcurrido muchos años. He vivido aquí muchos más años que en el país donde nací. Llegue con 32 años, tengo 80.
Ahora me pregunto: ¿Soy de este país? ¿Del país donde nací?
De ninguno de los dos.
Soy tan apátrida como cuando llegué
¿Por qué?
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Creo que nunca me sentí identificado con mi país de origen.
Resulta muy curioso y para mí aun es parcialmente explicable el por qué de ello.
Mi abuela había nacido en las Islas Filipinas. Ella a me hablaba de su niñez bastante libre en un ambiente tropical y exuberante. Yo comía los alimentos preparados a la usanza de su país.
Aun recuerdo los nombres exóticos como tinola, vivinca..
Sin duda me impregné de muchas otras concepciones que me fueron introyectadas por contacto.
Me siento más cercano a las formas culturales de esos pueblos primitivos indonesios que aun persistían en tiempos de mi abuela. Sus costumbres, sus modos de vivir ya desaparecidos son para mi no un romanticismo derivado de lecturas, sino algo que parece que de alguna manera está inscrito en mis células.
¿MISTERIOS DE UNA INFORMACIÓN GENÉTICA MISTERIOSA?

El tema me ha sugestionado durante muchos años y tengo una fuerte inluencia de ellos en mis novelas y narraciones diversas. Creo que en un pequeño ensayo volveré sobre ello.
Ese Ensayo creo que lo titularé

“¿UNA CONCEPCIÓN MODERNA DE LA REENCARNACION”?

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