reflexiones

DIFERENCIAS CULTURALES



Algunas personas de mi entorno refriéndose a mi nieta mayor dicen con más o menos acrimonia:
“Tiene el mismo carácter cortante que su abuelo”.
Tengo que observar que ella sin haber tenido contactos con alemanes, adopta formas, posturas, modos de ser netamente germánicos ya que tiene una línea genética paterna de ese origen.
¿Información genética?
Hace tiempo que he reflexionado sobre el asunto un poco distraídamente. Solamente hace unos días tuve la ocasión de tocar el tema con un buen amigo.
Le pregunté primeramente:
¿En realidad soy cortante?
La respuesta:
Si, lo eres.

Aprecié la respuesta dada sin animosidad, ni recriminación. A mí me gusta reflexionar sobre estas apreciaciones analizándolas sin aplicarlas ninguna valoración:
· Yo sabía que soy cortante, pero en los cuarenta y cinco años que llevo en este país había pensado haber suavizado notablemente mis ímpetus juveniles.
· Nadie me ha sólido decir que mis contestaciones eran cortantes como comentario amistoso. Muchas veces se me ha dicho solamente en forma agresiva y vaga.
· Este es un país que,como en Oriente,afirmación y negación es considerada poco diplomática. Siempre todo es”más o menos”. Las respuestas tajantes aparecen como poco delicadas.
· En la mentalidad en que fui educado el “si-no” era altamente valorado como valentía, decisión y franqueza. En cambio las respuestas neutras se valoraban como índice de traición y felonía. Mi opinión personal, ahora, s que ambas no son sino expresiones culturales de diversos grupos humanos y que tienen aspectos, como todo el proceder humano , de luz y sombra. Ambas pueden ser usadas mal o bien, para dañar o sanar…

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Recuerdo una anécdota que me ocurrió hace muchos años y que casi parece un cuento sufí,

En ese entonces (1959) me encontraba en Alemania, próximo a mi cambio de Continente. Los amigos con quien vivía me dijeron una clínica de un pueblo cercano estaba internada una persona que había vivido muchos años en el principal país al que me dirigía.
El fin de semana tomé la bicicleta y recorra los veinte kilómetros que me separaban de la clínica. Era el fin del verano.
El viejo alemán enfermo me recibió amistosamente y me habló de sus largas experiencias en el país al que yo me dirigía. Me decía:
Usted creerá que por su origen latino es muy parecido al de usted pero se dará que las diferencias son grandes. Por ejemplo allí no es costumbre de hacer afirmaciones rotundas como entre nosotros. Le contaré una anécdota real.
Un sacerdote rural se dirigía todos los años a pedir un predicador a un convento de capuchinos alemanes. En nuestro país acostumbran a dejar los trámites hasta el último momento. Así fue en esta ocasión. El curita llegó el día antes de la fiesta de su pueblo.
Sorprendido el superior del convento, dijo terminantemente que no enviaría ningún predicador por la premura del tiempo.
El curita salió derrotado de la oficina y se dirigió a la cocina del convento donde encontró a un amigo de su propio país. Recontó la negativa:
--- ¡Alemán bruto! ¿Por qué me dijo que no? Me podía haber respondido que “ya vería” aunque ¡no me hubiese enviado a nadie

Siempre recuerdo esta anécdota igual que una experiencia con un indio en una isla. Se llamaba Panduro. No equivocarse en mapuche Pan es león=puma) Bien, llegaba donde yo estaba trabajando. Se colocaba junto a mí. Me hablaba de todos los chismes de la isla. Se despedía y antes de irse me declaraba a lo que había venido ¡que le prestase un serrucho o una azuela!
Todo había durado largo tiempo. En cambio mi “Descartes” visita para algo semejante implicaba, después de los saludos la petición inmediata del servicio o préstamo que yo necesitaba.

A través de tantos años de contactos, ahora me pregunto si seguiré siendo
El patán que muchos de ellos e han considerado o habré aprendido a comportarme algo?
TENGO LA ESPERANZA QUE SI.

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