vinoba
VINOBA
Creo que fuera de la India, si acaso, nadie debe acordarse de Vinoba, el compañero de Gandhi. El brillante ingeniero, que, muerto Gandhi, recorrerá la India a pie y descalzo. Convenciendo a los grandes latifundistas que donasen, en una Reforma Agraria voluntaria, parte de sus posesiones a los “sin tierra”. Ignoro, igualmente el destino que tuvieron esas tierras y si fue un movimiento fecundo a pesar de su amplitud. lo que sigue es una reflexión emotiva escrita hace años, pero de la que aun participo.
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¿Sabes?
Siempre, dentro de mí, te he envidiado.
Vinoba, el sabio, el desprendido, el ser humano idealista-realista, tan escasos en la vida.
Tanto, que , a veces, me he preguntado si tal como te han descrito no eras sino una invención de ingenuos admiradores..
Efectivamente desconfío. Durante un tiempo busqué en mi juventud un santo. Cuando me señalaron uno y le conocí siempre me decepcionó. Con frecuencia solamente eran caricaturas humanas grotescas, desequilibradas y, lo que es peor, hipócritas egocéntricos.
Otros, grandes eruditos, gentes que habían leído mucho de filosofía y teología. Con frecuencia maestros en hablar mucho sin decir nada, Astutos, solían confundir bondad con bobería.
Es cierto existían los “desprendidos”, aquellos que trataban de dar todo lo material, pero en el fondo eran ávidos de honores y reverencia,
Todos incapaces de amar; dar y recibir simplemente.
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Vinoba me pareció decir:
· ¿Por qué me envidias? Mi camino ha sido vulgar y repetido. Estudié. Alcancé brillantemente títulos universitarios. Hubo un momento que me pregunté:
¿Mis estudios sirven a mis semejantes o me sirven solamente a mí?
Servían, ciertamente, para alcanzar dienero, poder, honra… en un país como el mío en el que millares de gente vivían en situaciones extremas de necesidad. No eran útiles para otra cosa.
¡Vanidad y aflicción de espíritu!
Tener, poseer, ser honrado. ¿Con qué derecho? Simplemente porque no nací paria sino de una casta superior. Ellos, tanto como yo, son seres humanos, han sufrido durante cientos de generaciones porque en un momento se decretó socialmente que eran subhumanos..
¿La felicidad se encuentra en el poseer? Corrientemente se dice que no, pero en la realidad dicen que si tanto pobres como ricos.
Entonces me dije:
· Ensayaré a ser feliz con lo estrictamente necesario, como cualquiera de los parias, sin derechos, ni títulos. Más aun lo considero
Como mi deber de solidaridad con los seres humanos que estan reducidos a esa condición mísera.
Pero igualmente comprendí que mi voz podía ser escuchada por los poderosos ya que en un tiempo me consideraron de su casta.
Les dije:
· Vuestro deber no es el de dar limosna de lo que os sobra, sino repartir parte de lo que tenéis a los que carecen de todo.
Advertí que los míseros, lo son en todo. También en la capacidad de administrarse. Yo no sería su administrador. Nadie lo puede ser. Ellos debían aprender y volver a la mentalidad solidaria del clan primitivo a su sentido de entreayuda. Por enseñárselo, algunos me llaman hombre realista.
Dar una comida es nada. Dar muchas comidas es mantener mendigos perpetuos. Eso es lo que hacen los Gobiernos. Solamente queda enseñar a producir comida. Hay muchas manera se hacerlo.
ESO ES LO QUE INTENTO CON MI VIDA
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Creo que fuera de la India, si acaso, nadie debe acordarse de Vinoba, el compañero de Gandhi. El brillante ingeniero, que, muerto Gandhi, recorrerá la India a pie y descalzo. Convenciendo a los grandes latifundistas que donasen, en una Reforma Agraria voluntaria, parte de sus posesiones a los “sin tierra”. Ignoro, igualmente el destino que tuvieron esas tierras y si fue un movimiento fecundo a pesar de su amplitud. lo que sigue es una reflexión emotiva escrita hace años, pero de la que aun participo.
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¿Sabes?
Siempre, dentro de mí, te he envidiado.
Vinoba, el sabio, el desprendido, el ser humano idealista-realista, tan escasos en la vida.
Tanto, que , a veces, me he preguntado si tal como te han descrito no eras sino una invención de ingenuos admiradores..
Efectivamente desconfío. Durante un tiempo busqué en mi juventud un santo. Cuando me señalaron uno y le conocí siempre me decepcionó. Con frecuencia solamente eran caricaturas humanas grotescas, desequilibradas y, lo que es peor, hipócritas egocéntricos.
Otros, grandes eruditos, gentes que habían leído mucho de filosofía y teología. Con frecuencia maestros en hablar mucho sin decir nada, Astutos, solían confundir bondad con bobería.
Es cierto existían los “desprendidos”, aquellos que trataban de dar todo lo material, pero en el fondo eran ávidos de honores y reverencia,
Todos incapaces de amar; dar y recibir simplemente.
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Vinoba me pareció decir:
· ¿Por qué me envidias? Mi camino ha sido vulgar y repetido. Estudié. Alcancé brillantemente títulos universitarios. Hubo un momento que me pregunté:
¿Mis estudios sirven a mis semejantes o me sirven solamente a mí?
Servían, ciertamente, para alcanzar dienero, poder, honra… en un país como el mío en el que millares de gente vivían en situaciones extremas de necesidad. No eran útiles para otra cosa.
¡Vanidad y aflicción de espíritu!
Tener, poseer, ser honrado. ¿Con qué derecho? Simplemente porque no nací paria sino de una casta superior. Ellos, tanto como yo, son seres humanos, han sufrido durante cientos de generaciones porque en un momento se decretó socialmente que eran subhumanos..
¿La felicidad se encuentra en el poseer? Corrientemente se dice que no, pero en la realidad dicen que si tanto pobres como ricos.
Entonces me dije:
· Ensayaré a ser feliz con lo estrictamente necesario, como cualquiera de los parias, sin derechos, ni títulos. Más aun lo considero
Como mi deber de solidaridad con los seres humanos que estan reducidos a esa condición mísera.
Pero igualmente comprendí que mi voz podía ser escuchada por los poderosos ya que en un tiempo me consideraron de su casta.
Les dije:
· Vuestro deber no es el de dar limosna de lo que os sobra, sino repartir parte de lo que tenéis a los que carecen de todo.
Advertí que los míseros, lo son en todo. También en la capacidad de administrarse. Yo no sería su administrador. Nadie lo puede ser. Ellos debían aprender y volver a la mentalidad solidaria del clan primitivo a su sentido de entreayuda. Por enseñárselo, algunos me llaman hombre realista.
Dar una comida es nada. Dar muchas comidas es mantener mendigos perpetuos. Eso es lo que hacen los Gobiernos. Solamente queda enseñar a producir comida. Hay muchas manera se hacerlo.
ESO ES LO QUE INTENTO CON MI VIDA
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