narración

LA ISLA DE LOS TIRANOS


Era una isla y una prisión dorada.
Destinada a ser un paraíso, era un infierno. Era la morada de dictadores, tiranos, capos de las mafias, millonarios estafadores… Todos aquellos que el mundo quería tener lejos e inocuos.
Fueron poderosos.
Como deidades disfrutaban del mar y del sol.
Disponían de las tecnologías más avanzadas, dispuestas para tenerles contentos y tranquilos.
Su desgracia era que se podían embriagar con todo tipo de licores, pero no con el poder.

Todos ellos en los tribunales habían sido condenados por sus numerosos crímenes. El condenarlos, casi siempre habría costado más dolor, sangre e injusticias.
Se les ofreció la impunidad de un “retiro” honorable.

Unos lo aceptaron como descanso. Otros como una protección.
Se les confinaría en un abrigado vientre maternal, isla paradisíaca, a salvo de sus enemigos y competidores. A salvo de la Justicia.

El mundo respiró más tranquilo al saberse protegido de sus cánceres. Con gusto les concedieron todos los lujos y el costo elevado que ello significaba.
La isla fue rodeada de anillos de protección y seguridad.
Morirían en la paz que ellos no dieron a sus víctimas. Garante de ello las Naciones Unidas.

Desde aquel promontorio se otean los aviones y barcos de guerra que protegen día y noche la pequeña isla. Es un bastión inexpugnable. Por si fuera poco les vigilan los mil ojos secretos de la electrónica.
¿A quien podrían temer? Por fin, cada uno de ellos libre del miedo que le atenaceaba de día y de noche.
El dulce Poder cuando se envejece es una carga insoportable. Aquí ese Poder envuelve como un manto usado a cambio de estar a salvote los Vengadores.

Así vician la última utopía los Tiranos.

Un día, fueron encontrados todos muertos.
¿Una falla de la defensa externa? NO
Mutuamente se destruyeron porque eran TIRANOS.