emociones

HIJOS NO – DESEADOS

Hace tiempo que he sentido el deseo de reflexionar sobre este tema.
Fue un descubrimiento muy tardío el descubrir que yo era uno de ellos.
Tan tardío que no me ha causado dolor ni trauma alguno.

Mi propio descubrimiento me permite reconocer, a mí alrededor los comportamientos inexplicables que, durante mucho tiempo, no me parecían lógicos.
Sobre todo la animadversión transparente de hacía el hijo/a primogenitos..
Repentinamente comprendí

Habían sido la “carnada” para una unión (legal o ilegal) no deseada. Más aun, cuando la apareja no se avenía era la terrible cadena que les unía. Algunos son capaces de romperla. Otros, por diversas razones, no se atreven y acaban odiando a quien juzgan el causante indirecto de ello.
Por desgracia, son casos frecuentes dentro de nuestra estructura social hipócrita.

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No solamente el hijo “no deseado” es una “carnada” para mantener la pareja. Un hijo no deseado puede ser el resultado
De una violación
De un una pasión de adolescente,
De una infidelidad conyugal
De una virgen desmitificada….

Es evidente que se convierte en alguien que destruye nuestros proyectos de vida, que aceptamos porque la madre no aborta o porque el padre tiene escrúpulos de alguna índole.

Los padres, en estos casos, no son unos desalmados vengativos (excepto excepciones), pero no pueden evitar un rencor secretó que , en el fondo del subconsciente, siempre crea una distorsión neurótica. Distorsión que tratarán de ignorar y que por ello aparecerá más evidente. Tampoco será raro que en uno de esos momentos en que se nos cae el disfraz debido a cólera u otra emoción fuerte, no se maldiga el momento en que se concibió ese engendro que no debía haber vivido.
Lo anterior me lo dijo a la cara mi madre, no porque yo me comportase mal, sino porque para alimentarme debía imponerse dolorosos y humillantes actividades.

Existen casos en que se decide separarse del hijo/a que varían desde el abandono o exposición, a la entrega en adopción. Una de cuyas formas más odiosas e hipócritas, sobre todo en las clases burguesas, implican el deseo de que “tenga una mejor vida”.

En cualquiera de estas formas de RECHAZO parental, porque es necesario utilizar la palabra verdadera, desde los más suaves hasta los más brutales, los hijos lo perciben de una manera u otra. Incluso frente a la ambivalencia que demuestran especialmente las madres, que oscilan en un
AMOR—ODIO
QUE NI ELLAS MISMAS ENTIENDEN.

De nuevo un fenómeno sico-social, cada vez más frecuente en nuestra sociedad que es necesario tener en cuenta

¿PIENSAN EN ELLO ACASO LOS QUE PANIFICAN TEORICAMENTE SOBRE LA FAMILIA
A BASE DE PREJUICIOS?