EL HERMANO MENOR DE YESHUA
EL HERMANO MENOR DE JESUS DE NAZARET
Texto sacado de la narración de ARL Yeshoua mi hermano mayor
EL REINO DE LOS CIELOS
Israel es un país muy pequeño. Nosotros los israelitas nos apoderamos de esta región. En ese tiempo éramos un pequeñísimo grupo de tribus que emergíamos del desierto buscando un lugar donde fijarnos.
Moisés tenía que justificar ante su pueblo la penosa invasión y consecuente aniquilación de los pueblos que habitaban las regiones que iban a ocupar. Evidentemente justificó lo que había sido ya desde la salida de Egipto un regalo dado por Dios (Yawe) de aquella tierra. La Tierra Prometida, regalo envenenado hasta el día de hoy, que los romanos han asolado y motivo desde el principio de tantos asesinatos colectivos.
Yeshoua y yo, debido a nuestros largos viajes por el Oriente profundo ,comprendimos bien lo que te digo, ya que visitamos inmensas naciones en las que cabrían centenas de países como el nuestro. Sus habitantes son más numerosos que las hormigas de este desierto.
Aunque algunas de esas inmensas naciones están admirablemente gobernadas, cuando Yeshoua habla del Reino de los Cielos no piensa en ninguna de ellas. El piensa ante todo en la posibilidad de comunidades pequeñas que tratarían de volver a los tiempos humanos primeros de hermandad con todo lo criado y sobre todo de los humanos entre sí.
Aprendimos escuchando a los grandes sabios de esas naciones lejanas que cuando se habla de lo que el Cielo nos ha concedido nos referimos a aquello que es natural en el ser humano y que no ha sido ensuciado por las costumbres humanas. Reino en el que no existen las leyes creadas por los poderosos en su propio favor, no existen los avariciosos mercaderes, los soldados prepotentes, los letrados sabiondos o los teólogos y sacerdotes hipócritas…
Ese era el Reino de los Cielos al que aspiraba, creo yo, en forma muy ingenua.
Un Reino donde todos los seres humanos fueran iguales y solamente sobresaliesen por su capacidad creativa y solidaria.
Ahora me cuentan que ese Pablo , Juan y sus seguidores, volviendo a los novelistas apocalípticos fantásticos, tan de moda cuando yo era joven, colocan el Reino de los Cielos que predicaba mi hermano más arriba de las nubes, quizá en alguna estrella, donde aseguran que el Padre, como cualquier monarca, está sentado rodeado de su corte. No se dan cuenta que estúpidamente lo hacen semejante a los dioses de los gentiles, al Júpiter y Zeus de griegos y romanos
Puedo decir que Yeshoua rechazaba que el Padre fuese semejante a uno de nosotros, sino que creía era un ser incognoscible, bondadoso y Engendrador de todo cuanto existe, al que nunca comprenderá la mente humana porque eso sería empequeñecerle.
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Pienso que las causas que fuera creciendo el odio contra Yeshoua de tal manera que solamente con su muerte llegasen a estar tranquilos los poderosos políticos y religiosos de Jerusalén, se debió a la amenaza que era para ellos las denuncias de mi hermano.
El desnudó sistemáticamente el Poder, la Riqueza y el Lucro. Mostraba al pueblo el poder corrupto de los políticos, la hipocresía del clero, el despiadado afán de lucro de los mercaderes ricos.
Imaginó y predicó el Reino de los Cielos como suprema aspiración de los seres humanos, tomando la idea de los pueblos que conocimos y que aun vivían como en los “orígenes”. En esa sociedad, ciertamente, no sería todo Amor, pero, al menos, se tendría claro lo que es el Amor y se aspiraría a el.
El Reino de los Cielos tendría que ser la antítesis del Reino de este Mundo.
Los Poderosos tenían la convicción que muerto Yeshoua serían los Discípulos muy fácil de engañar y volverles a su servicio. Convertirlos de nuevo en esclavos del Reino del Mundo.
Mi hermano debía morir, no asesinado por un sicario fácil de comprar, sino por medio de una muerte infamante que demostrase a los ojos del pueblo como podían morir aquellos que quisieran mantener vivas sus ideas.
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Yo creo que Yeshoua tuvo la idea clara del Reino de los Cielos en nuestra estancia en el Oriente profundo.
Para los sabios de aquellos lugares el Reino de la Tierra es todo aquello que los seres humanos han constituido a través de muchas generaciones: creencias, costumbres, ambiciones, vicios y virtudes.
No es que todo eso sea desfavorable, lo que si es indudable es que han ido separando al ser humano de sus orígenes verdaderos, de lo que es en sí mismo es decir:
LO QUE EL CIELO LE DIO
La razón profunda de ello es que los Poderosos de este Mundo han utilizado esas cosas del Reino de este mundo, no para hacer felices a los seres humanos, sino para hacerse ellos más fuertes y poderosos. Una vez alejado el ser humano de sus orígenes lo han dividido en dos grupos, el pequeño de los Poderosos y
LA GRAN MULTITUD DE LOS POBRES.
Yeshoua comprendió entonces que es necesario volver nacer, ser como un niño, al que aun no se la impreso el Reino de la Tierra, es el único camino para volver al Reino de los Cielos.
Ciertamente el Reino de los Cielos no se encuentra más allá de las nubes o después de la muerte, como ahora predican los Pastores que nunca conocieron a mi hermano ni penetraron su pensamiento profundo.
El reino de los cielos está dentro de nosotros.
Te añado mucho más. Si hubieran conocido a Yeshoua lo juzgarían loco porque ellos ya están imbuidos del Reino de la Tierra.
Sin embargo, el Reino de los Cielos es volver a la sencillez del
NO-PODER, de la NO-NECESIDAD, del NO-DESEO.
Renunciar a las locuras de la inteligencia que busca definir y conocer lo que la mente humana es incapaz de captar,
EL – QUE – ES.
El Reino de los Cielos consiste en vivir y dejar vivir cuanto nos rodea. Es Amar todo cuanto nos rodea en un momento dado... es vivir por nuestro propio trabajo creando con nuestras manos cuanto realmente necesitemos y no tratando de explotar el trabajo ajeno en beneficio propio. No reduciendo a los demás a ser un nuestro instrumento que solamente tiene valor en cuanto nos sirve para nuestros fines.
Es la colaboración solidaría. El intercambio de bienes de una manera equitativa. El ayudar al débil sin distinción alguna.
ESE ERS EL REINO DE LOS CIELOS DE YESHOUA
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