reflexiones
MACHISMO --- HEMBRISMO
Creo haber inventado una nueva palabra. Quizá.
Hembrismo.
Si el machismo resulta, en nuestros días una palabra que trata de expresar una serie de actuaciones sociales discriminatorias de las mujeres, es innegable que, estadísticamente poco relevante, existe su sombra en el mundo de las mujeres. Posiblemente sea una especie de revancha. Una copia invertida del machismo.
Yo he escrito cosas muy duras sobre el machismo, pero, no por ello, puedo glorificar el polo opuesto, aunque sea menos importante. Ambas tendencias implican una fuente de desequilibrio social.
Ambas tendencias son formas de concebir al otro de una manera distorsionada y por lo tanto encontrar en ello una justificación para el actuar. Esquema muy extendido en nuestra sociedad que trata de justificar los propios errores por lo del otro. Así, `por ejemplo: Yo robo, porque todos los otros son unos ladrones.
Esa tendencia se encuentra en algunos movimientos feministas, sobre todo antiguos, que ha sido la causa que hayan sido rechazados por muchas mujeres.
Ha sido tan importante que ha influenciado en la modas tanto estéticas como del vestido. Un intento que la mujer pierda su personalidad femenina y adopte una cierta apariencia de virilidad.
Creo que la mujer tiene en sí un magnífico potencial a desarrollarse COMO—ELLA—MISMA sin tratar de virilizarse. Incluso si potencializa sus posibilidades, puede equilibrar fácilmente las cualidades del varón, tanto física como síquicamente.
El machismo es tan potente que no solamente ha modelado a la mujer para mantenerla a su servicio, sino que la ha arrancado la percepción de sus propias posibilidades.
Analizo las tendencias actuales femeninas y la angustia de muchas mujeres que aparecen en los “media” con fuerza y me parece evidente que hay una ofensiva para que se conviertan, no en hermosas hembras, sino, de nuevo, en “muñecas” modeladas artificialmente, por los parámetros aceptados de “atracción sexual”.
En el mundo femenino esta necesidad de remodelación corporal proviene de un cambio drástico en la forma de alimentación. Formas nuevas basadas en el lucro empresarial del liberalismo económico, (que también inciden en los varones), están creando formas físicas de absurda obesidad bastante alejadas de las clásicas griegas, que no eran precisamente, de seres humanos esqueléticos.
Parece que las formas culturales conducen siempre a los seres humanos
HACIA LA DESMESURA.
Creo haber inventado una nueva palabra. Quizá.
Hembrismo.
Si el machismo resulta, en nuestros días una palabra que trata de expresar una serie de actuaciones sociales discriminatorias de las mujeres, es innegable que, estadísticamente poco relevante, existe su sombra en el mundo de las mujeres. Posiblemente sea una especie de revancha. Una copia invertida del machismo.
Yo he escrito cosas muy duras sobre el machismo, pero, no por ello, puedo glorificar el polo opuesto, aunque sea menos importante. Ambas tendencias implican una fuente de desequilibrio social.
Ambas tendencias son formas de concebir al otro de una manera distorsionada y por lo tanto encontrar en ello una justificación para el actuar. Esquema muy extendido en nuestra sociedad que trata de justificar los propios errores por lo del otro. Así, `por ejemplo: Yo robo, porque todos los otros son unos ladrones.
Esa tendencia se encuentra en algunos movimientos feministas, sobre todo antiguos, que ha sido la causa que hayan sido rechazados por muchas mujeres.
Ha sido tan importante que ha influenciado en la modas tanto estéticas como del vestido. Un intento que la mujer pierda su personalidad femenina y adopte una cierta apariencia de virilidad.
Creo que la mujer tiene en sí un magnífico potencial a desarrollarse COMO—ELLA—MISMA sin tratar de virilizarse. Incluso si potencializa sus posibilidades, puede equilibrar fácilmente las cualidades del varón, tanto física como síquicamente.
El machismo es tan potente que no solamente ha modelado a la mujer para mantenerla a su servicio, sino que la ha arrancado la percepción de sus propias posibilidades.
Analizo las tendencias actuales femeninas y la angustia de muchas mujeres que aparecen en los “media” con fuerza y me parece evidente que hay una ofensiva para que se conviertan, no en hermosas hembras, sino, de nuevo, en “muñecas” modeladas artificialmente, por los parámetros aceptados de “atracción sexual”.
En el mundo femenino esta necesidad de remodelación corporal proviene de un cambio drástico en la forma de alimentación. Formas nuevas basadas en el lucro empresarial del liberalismo económico, (que también inciden en los varones), están creando formas físicas de absurda obesidad bastante alejadas de las clásicas griegas, que no eran precisamente, de seres humanos esqueléticos.
Parece que las formas culturales conducen siempre a los seres humanos
HACIA LA DESMESURA.
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