el mito del paraiso
Desde su infancia soñó con mundos mejores. Ya se dibujaba en él un intelectual.
Primeramente sus mundos se centraron en lo “religioso”.Era aquello que le rodeaba.
Siguió el camino de todo adolescente: ensayo-error. No podía aceptar el mundo clerical porque le parecía poco evangélico. Escogió a los franciscanos, porque pensó eran pobres. Fracasó.
Conoció unos monjes que querían reanudar viejas tradiciones: durmió en el piso sobre tabla desnudas, ayunó y comió secamente, soportó bajas temperaturas, conoció el trabajo de hortelano, las ampollas en las manos, el trabajo de artesano, el sueño escasísimo. Fueron 17 años.
Se dio cuenta que existían gentes más pobres y abandonadas que ellos. Volvió dejar la poca seguridad que había obtenido.
Recorrió los caminos con su mochila y alpargatas. Hizo trabajos de pobre. Aun no sabia a lo que aspiraba. ¿ Quizá a ser uno de los “condenados de la tierra” de los que hablaba Franz Fanon ? Buscaba aun una organización que participará de sus deseos y le cobijara. Realmente su deseo era volver a los “principios”. Aun no tenia claro cuales.
Conoció pueblos que Vivian en su simplicidad el Aquí-Ahora, contentos con lo que eran y tenían. Aprendió a estar contento, a andar descalzo como ellos. Se vio envuelto en las vicisitudes de guerras y desastres naturales, siempre como observador.
Fue asi´como fue descubriendo lentamente su vocación (lo que él creyó que era) :creador y difundidor de formas de vida primitiva, sencillos despojados pero que podían hacer felices y libres a quien los practicase. Así escribió múltiples utopías (= aquello-que-nunca-se-dará) muy racionales y muy imposibles. Nuevo fracaso.
Por fin compendió que “su” camino era solamente de él mismo. Se dio cuenta, examinándolas, que todas las utopías, que conocía y que ahora se llamaban “sectas”: religiosas, místicas, sociales, culturales... se basaban en una sutil o descarada dictadura impuesta por su ceador o sus discípulos. Comprendió la esencia de todas aquellas “trampas”. Los caminos son individuales y solamente son capaces de hacer feliz y equilibrado a su creador. Tratar de repetirlo en otros es desvirtuarlos y hacerlos cadenas insoportables que se manejan con algún tipo de terrorismo.
Solamente, entonces, trataría de vivir su propio “camino” , sabiendo que ello y la narración de sus experiencias sería lo único que enriquecería EL CAMINO DE LOS OTROS, respetando la libertad y la creatividad de ellos.
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