reflexiones
LUCIDEZ
Con frecuencia pienso: yo soy muy lúcido.
Otras veces digo en una conversación: soy alguien lúcido.
¿Qué es la LUCIDEZ?
¿Qué entiendo yo por LUCIDO?
Intento una definición;
“Alguien que tiene una comprensión de si mismo y el mundo que le rodea, clara, equilibrada y que se aproxima a la realidad-verdad”.
Es decir, una persona que trata de no mentirse a si mismo respecto a lo que siente que es, actúa y representa. Ante si mismo anda sin máscara social, desnudo, a veces, fría y cruelmente.
Lo anterior es un fenómeno raro. Nos encanta creernos a nosotros mismos la comedia que solemos representar frente a los demás. Esas grandes mentiras como: “soy político porque tengo la vocación del servicio público”; “soy sacerdote por la salvación de las almas”; “soy médico porque deseo aliviar el sufrimiento de los otros” y así sucesivamente.
Creo que mi lucidez encierra un irónico cinismo, me suelo mirar burlonamente a mi mismo. Es un desdoblamiento divertido.
No siempre exteriorizo lo que veo en mí, sería un suicidio social. Al menos, estoy consciente de la comedia que estoy representando y también me divierte. Creo que los actores de teatro, los buenos, sienten algo parecido.
La lucidez hacía el mundo circundante es todavía un mayor desafío. Suele presentarse como la capacidad de CRÍTICA. Tratar de ver nuestra sociedad y sus costumbres, la cultura, arrancándolas las mil máscaras con que se cubren, desnudar el mundo que nos rodea de tabúes, costumbres, pre-juicios, tradiciones… todo ello considerado sagrado e intocable por los que benefician de ello,
LOS GRUPOS DE PODER.
Pero no existe solamente el desafío externo, sino también el interno. Porque para ser un CRÍTICO equilibrado, es decir objetivo, se tiene que tener claridad muy grande sobre sus propios tabúes etc. Solamente así se puede llegar a una “probable” OBJETIVIDAD (la absoluta es un mito que no existirá jamás).
El Crítico no juzga ni condena. Se debe limitar a analizar situaciones, problemas, personas o cosas… Sin tomar partido alguno. Podrá gustarme o disgustarme personalmente, pero ello sirve solamente para mi gobierno personal.
El crítico lúcido no puede ser
DOGMÁTICO.
Sabe permanecer abierto
Para enriquecer su lucidez
CON LAS CRÍTICAS DE LOS DEMÁS
HACIA ÉL
Con frecuencia pienso: yo soy muy lúcido.
Otras veces digo en una conversación: soy alguien lúcido.
¿Qué es la LUCIDEZ?
¿Qué entiendo yo por LUCIDO?
Intento una definición;
“Alguien que tiene una comprensión de si mismo y el mundo que le rodea, clara, equilibrada y que se aproxima a la realidad-verdad”.
Es decir, una persona que trata de no mentirse a si mismo respecto a lo que siente que es, actúa y representa. Ante si mismo anda sin máscara social, desnudo, a veces, fría y cruelmente.
Lo anterior es un fenómeno raro. Nos encanta creernos a nosotros mismos la comedia que solemos representar frente a los demás. Esas grandes mentiras como: “soy político porque tengo la vocación del servicio público”; “soy sacerdote por la salvación de las almas”; “soy médico porque deseo aliviar el sufrimiento de los otros” y así sucesivamente.
Creo que mi lucidez encierra un irónico cinismo, me suelo mirar burlonamente a mi mismo. Es un desdoblamiento divertido.
No siempre exteriorizo lo que veo en mí, sería un suicidio social. Al menos, estoy consciente de la comedia que estoy representando y también me divierte. Creo que los actores de teatro, los buenos, sienten algo parecido.
La lucidez hacía el mundo circundante es todavía un mayor desafío. Suele presentarse como la capacidad de CRÍTICA. Tratar de ver nuestra sociedad y sus costumbres, la cultura, arrancándolas las mil máscaras con que se cubren, desnudar el mundo que nos rodea de tabúes, costumbres, pre-juicios, tradiciones… todo ello considerado sagrado e intocable por los que benefician de ello,
LOS GRUPOS DE PODER.
Pero no existe solamente el desafío externo, sino también el interno. Porque para ser un CRÍTICO equilibrado, es decir objetivo, se tiene que tener claridad muy grande sobre sus propios tabúes etc. Solamente así se puede llegar a una “probable” OBJETIVIDAD (la absoluta es un mito que no existirá jamás).
El Crítico no juzga ni condena. Se debe limitar a analizar situaciones, problemas, personas o cosas… Sin tomar partido alguno. Podrá gustarme o disgustarme personalmente, pero ello sirve solamente para mi gobierno personal.
El crítico lúcido no puede ser
DOGMÁTICO.
Sabe permanecer abierto
Para enriquecer su lucidez
CON LAS CRÍTICAS DE LOS DEMÁS
HACIA ÉL
.jpg)
Comentarios