reflexiones
MIS DIARIOS
Tengo muchos cuadernos que he escrito a través de cerca de 30 años como Diarios. Ya están amarillentos la mayoría de ellos. Y me pregunto que utilidad pueden tener. Supongo que irán al fuego con el resto de mis escritos, igualmente numerosos, en poco tiempo más.
Mis Diarios son de dos clases. Una de ellas en la que anoto las temperaturas y ciertos hechos puntuales del día como la visita de algún amigo o efemérides por el estilo.
El segundo es más ideológico y reflexivo. Tiene como título “De la Vida”. No lo escribo con la meticulosidad del anterior, sino al ritmo de mis emociones. En el puedo anotar tanto ideas filosóficas, temas para una novela, reflexiones sobre sucesos familiares o del país.
Recientemente, se me ocurre si sería más cómodo, en vez de escribirlos en forma manuscrita hacerlo en el computador. Posiblemente algunas de mis anotaciones podrían servir como tema para mis Weblogs. De todas maneras podrían ser más legibles. Mi letra, opinan, no es muy fácil de leer y además en mis antiguos diarios era tan pequeña que yo mismo tengo dificultades para leerla.
¡Cosas del adelanto tecnológico!
Pienso irónicamente, al mismo tiempo, que los CD pronto serán superados técnicamente y quizá dentro de diez años sean tan poco legibles como mis amarillentos cuadernos manuscritos. Es indudable que los “Sticks” o “pendriwer”, o algo parecido a ellos, serán los elementos de archivo corrientes tan pronto como su precio sea más conveniente. Parecen menos frágiles que los CD.
Claro está que me resulta un tanto difícil de imaginar la clasificación en una estantería de tan diminutos objetos y menos aun el adivinar lo que puedan contener.
Ya hace mucho tiempo que he pensado que en un futuro no muy lejano, dentro de una civilización que haya superado nuestras actuales tecnologías o haya retrocedido, cuando encuentren una cinta magnética, un CD, un stick… los exhibirán en los museos como
“objetos de culto”, adornos decorativos, signos de masculinidad u otras denominaciones propias de arqueólogos y etnólogos, desde luego sin sospechar que contengan
INFORMACIÓN.
Tengo muchos cuadernos que he escrito a través de cerca de 30 años como Diarios. Ya están amarillentos la mayoría de ellos. Y me pregunto que utilidad pueden tener. Supongo que irán al fuego con el resto de mis escritos, igualmente numerosos, en poco tiempo más.
Mis Diarios son de dos clases. Una de ellas en la que anoto las temperaturas y ciertos hechos puntuales del día como la visita de algún amigo o efemérides por el estilo.
El segundo es más ideológico y reflexivo. Tiene como título “De la Vida”. No lo escribo con la meticulosidad del anterior, sino al ritmo de mis emociones. En el puedo anotar tanto ideas filosóficas, temas para una novela, reflexiones sobre sucesos familiares o del país.
Recientemente, se me ocurre si sería más cómodo, en vez de escribirlos en forma manuscrita hacerlo en el computador. Posiblemente algunas de mis anotaciones podrían servir como tema para mis Weblogs. De todas maneras podrían ser más legibles. Mi letra, opinan, no es muy fácil de leer y además en mis antiguos diarios era tan pequeña que yo mismo tengo dificultades para leerla.
¡Cosas del adelanto tecnológico!
Pienso irónicamente, al mismo tiempo, que los CD pronto serán superados técnicamente y quizá dentro de diez años sean tan poco legibles como mis amarillentos cuadernos manuscritos. Es indudable que los “Sticks” o “pendriwer”, o algo parecido a ellos, serán los elementos de archivo corrientes tan pronto como su precio sea más conveniente. Parecen menos frágiles que los CD.
Claro está que me resulta un tanto difícil de imaginar la clasificación en una estantería de tan diminutos objetos y menos aun el adivinar lo que puedan contener.
Ya hace mucho tiempo que he pensado que en un futuro no muy lejano, dentro de una civilización que haya superado nuestras actuales tecnologías o haya retrocedido, cuando encuentren una cinta magnética, un CD, un stick… los exhibirán en los museos como
“objetos de culto”, adornos decorativos, signos de masculinidad u otras denominaciones propias de arqueólogos y etnólogos, desde luego sin sospechar que contengan
INFORMACIÓN.
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